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La importancia del buen gobierno

La Vanguardia - Dinero | | 3 minutos de lectura

Es costumbre que cada mes de octubre se anuncien los galardonados con los diferentes premios Nobel, debatiendo los méritos de los ganadores en cada disciplina. Aunque inicialmente no existía el premio Nobel de Economía, desde 1969 el Banco Central de Suecia premia a los economistas que más han influido en nuestra capacidad para entender la economía en sentido amplio, como ciencia social que nos ayuda a entender el funcionamiento de las sociedades.

Este año, el galardón se reparte entre tres economistas, el turco Daron Acemoglu y los británicos Simon Johnson y James Robinson. Los tres han desarrollado su carrera profesional en el ámbito académico y universitario en Estados Unidos, los dos primeros en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), y Robinson, en la Universidad de Chicago. El premio reconoce su innovador trabajo en entender la importancia de las instituciones y los sistemas políticos para el desarrollo económico.

Es habitual pensar que las diferencias de prosperidad entre países se deben a factores como el clima, la geografía y la disponibilidad de recursos. Si bien estos factores son muy importantes, la investigación de los nuevos premios Nobel ha demostrado cuan importante es la calidad de las instituciones políticas. La existencia de un sistema político y unas instituciones que fomenten un crecimiento económico inclusivo, en beneficio de la mayoría, es fundamental para el crecimiento y la prosperidad a largo plazo. Por el contrario, los sistemas políticos extractivos, donde una minoría concentra el poder y el sistema institucional, perpetúan las desigualdades y conducen a un menor crecimiento a largo plazo.

El trabajo de estos economistas se ha basado en el análisis histórico de territorios colonizados por europeos. Algunos de ellos, como actualmente Estados Unidos, han mostrado una prosperidad económica fuera de duda, mientras que otros países en Latinoamérica o en África se encuentran en una situación de estancamiento. Tratando de entender estas diferencias, el trabajo empírico de estos tres economistas demuestra que instituciones políticas inclusivas, sistemas democráticos en los que las instituciones velan por el bien común, son los que a largo plazo tienen más prosperidad. De hecho, la tesis principal de Acemoglu y Robinson es bien conocida, pues publicaron el libro Por qué fracasan los países (2016), que se convirtió en un best seller.

Vivimos momentos de mucha incertidumbre política, de fuertes tensiones geopolíticas, de una gran polarización social y donde el auge de los extremismos forma parte del debate político en muchos países. En este contexto es importante recordar la necesidad de tener instituciones políticas y económicas sólidas, con una buena gobernanza y en las que el objetivo final sea la prosperidad de la mayoría y no de una élite; esa es la mejor receta para el progreso de las sociedades.